Así permanece el “cuerpo incorrupto” de la beata latinoamericana María de San José

En la ciudad de Maracay, al suroeste de Caracas (Venezuela), se conserva el “cuerpo incorrupto” de la Beata María de San José, cuya fiesta es cada 7 de mayo. Es custodiado por las Hermanas Agustinas Recoletas del Corazón de Jesús, fundadas por la Beata, y puede ser apreciado por los visitantes y devotos.

En declaraciones a ACI Prensa, la Hna. Gracelia Molina, vice postuladora de la causa de canonización de la Beata María de San José, afirmó que el cuerpo de la beata “está incorrupto totalmente, al 100% incorrupto, porque hay santos que están parcialmente incorruptos. En el caso de ella,conserva incluso los órganos internos”.

En el libro Beata María de San José, escrito por el sacerdote agustino recoleto P. Ángel Peña, se describe que en 1994 se exhumó el cuerpo tras 27 años de estar enterrado. “Su cuerpo estaba incorrupto, intactas estaban sus ropas; y las azucenas que tenía entre las manos estaban bien conservadas”, precisa el sacerdote e historiador.

La religiosa indica que en esa ocasión se le practicó al cuerpo un tratamiento de conservación en el que se le hizo un proceso “como de disecado”. “No hay sangre, toda la piel está adherida a los huesos… y todos sus órganos están disecados”, precisó.

El P. Ángel Peña añade que “se procedió a retocarlo (el cuerpo), cubriendo el rostro y manos con mascarillas, usando algunas técnicas preservadoras; finalizado el trabajo colocaron el cuerpo en una urna de cristal y bronce para exponerla así al público”.

Urna con el cuerpo incorrupto de la Beata María de San José. El rostro y las manos están cubiertos con mascarillas para preservarlos. Crédito: Hermanas Agustinas Recoletas del Corazón de Jesús
Urna con el cuerpo incorrupto de la Beata María de San José. El rostro y las manos están cubiertos con mascarillas para preservarlos. Crédito: Hermanas Agustinas Recoletas del Corazón de Jesús

La religiosa señala que posteriormente, tras 20 años, en el 2014, al cuerpo de la Beata se le hizo un segundo tratamiento de conservación por sugerencia del entonces postulador de las causas de santidad de los agustinos recoletos, P. Samson Silloríquez, quien llegó de Roma a visitar los lugares donde la beata vivió.

El postulador les indicó que eso era algo “cotidiano en la Congregación de la Causa de los Santos”, por lo que el obispo del lugar debía hacer la solicitud a Roma. El prelado así lo hizo y se realizó un segundo tratamiento al cuerpo con médicos especialistas.

El médico patólogo forense que trabajó en esta intervención les indicó que este tratamiento podía tener un efecto de 50 ó 60 años sin necesidad de renovarlo.

“Ese cuerpo está sellado, lacrado, con el sello del obispo, por lo tanto, nosotras no podemos, nunca hemos podido abrir el sarcófago de cristal donde ya está. Por lo tanto, ese no es un cuerpo que ha sido manipulado de ninguna forma ni nada, tal cual como se han hecho los dos tratamientos de conservación, así ha quedado sellado y así queda hasta el sol de hoy”, concluyó la Hna. Gracelia Molina.

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