Recorrida por el pabellón del Vaticano en Venecia, una iniciativa inédita del papa Francisco

  • Hay un gran mural del artista Maurizio Cattelan, obras de Simone Fattal, el dúo Claire Fontaine, Claire Tabouret y textiles de Sonia Gómez.

El Pabellón del Vaticano, una iniciativa inédita del papa Francisco, recibe a sus primeros visitantes desde el martes último. Esta mañana Clarín Cultura pudo recorrerlo y compartir su circuito, en un reducido grupo de periodistas y luego de un control de seguridad que incluyó dejar todos los efectos personales, incluido el celular y el pasaporte.

Un gran mural del artista Maurizio Cattelan fue pintado en el exterior del Pabellón del Vaticano. Foto Clarín.Un gran mural del artista Maurizio Cattelan fue pintado en el exterior del Pabellón del Vaticano. Foto Clarín.

La muestra da comienzo con un gran mural del artista Maurizio Cattelan, en el muro exterior, y reúne obra de varios artistas. El público general podrá recorrerla, cuando la Bienal quede inaugurada, desde el 20 de abril, pero solo con una cita previa.

Esta pequeña cárcel de mujeres de la Giudecca, frente a la isla principal de Venecia, es una construcción sencilla, a unas tres cuadras de la banquina marítima: hoy vive días excepcionales, con cuatro visitas diarias.

Fundada en 1550 –como un convento o asilo para cortesanas ancianas–, el edificio fue luego reconvertido en cárcel femenina. En la actualidad aloja a unas 80 reclusas. Veinte de ellas aceptaron participar, en dúos, como guías de la muestra del Pabellón Vaticano.

Recorrida con Manuela y Paola

Temprano esta mañana Manuela y Paola nos esperaban, junto a otros 20 periodistas del mundo entero acreditados y en espera desde hace varias semanas, vestidas con unos guardapolvos en blanco y azul. Todas estas convictas se encuentran cumpliendo condenas prolongadas por delitos muy graves.

Pabellón de la Santa Sede,  en la Bienal Internacional de Arte "Con mis ojos", vista de la instalación. Foto: Marco Cremascoli, gentileza Bienal de Venecia.Pabellón de la Santa Sede, en la Bienal Internacional de Arte “Con mis ojos”, vista de la instalación. Foto: Marco Cremascoli, gentileza Bienal de Venecia.

La muestra, que aún no ha terminado de colgarse, fue comisariada por Bruno Racine y Chiara Parisi, dos importantes curadores italianos, ajo la órbita del Dicasterio para la Educación, del Vaticano, a cargo del cardenal portugués Tolentino.

No fueron ellos quienes nos acompañaron esta mañana, si bien se encontraban en la rueda. Se sucedieron obras de Simone Fattal, el dúo Claire Fontaine, Claire Tabouret (quien pintó retratos familiares aportados por las presas) y las piezas textiles de Sonia Gómez, colgadas en la capilla de la cárcel a modo de ex votos.

Pabellón de la Santa Sede,  en la Bienal Internacional de Arte "Con mis ojos", vista de la instalación. Foto: Marco Cremascoli, gentileza Bienal de Venecia.Pabellón de la Santa Sede, en la Bienal Internacional de Arte “Con mis ojos”, vista de la instalación. Foto: Marco Cremascoli, gentileza Bienal de Venecia.

Hay en la muestra un mensaje empático con el feminismo, que no descarta ni castiga la búsqueda de amor y cercanía dentro de un mismo sexo –lo cual coincide con la perspectiva humanista papal–.

Sin duda la muestra tiene un fin pastoral, actualizado en su lenguaje expositivo. Busca declaradamente un puente entre el interior y el exterior de la prisión, y, por lo tanto, quiere hacer comprender a la comunidad libre el significa letal de perder su albedrío.

También ha querido embarcar a la población detenida en un proyecto colectivo, de reparación y optimismo. Se encuadra bien en esta Bienal, más marcada por el espíritu del sistema de ONGs, que de un activismo explícito.

Pabellón de la Santa Sede,  en la Bienal Internacional de Arte "Con mis ojos", vista de la instalación. Foto: Marco Cremascoli, gentileza Bienal de Venecia.Pabellón de la Santa Sede, en la Bienal Internacional de Arte “Con mis ojos”, vista de la instalación. Foto: Marco Cremascoli, gentileza Bienal de Venecia.

La nota culminante del recorrido, iniciado con los pies manchados de Maurizio Cattellan, es el cortometraje de Mario Perego, protagonizado por la actriz Zoe Saldaña.

Fue filmado allí mismo y con la población de la cárcel; testimonia la rudeza auténtica de los modales carcelarios, los cuerpos reales marcados por la reclusión obligada, el ascetismo y el contacto limitado de unas pocas amigas. También de la cárcel se puede salir un día.

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