Por otro lado, el Pontífice recordó el devastador terremoto que sacudió a Marruecos el viernes 8 de septiembre, cobrando la vida de casi 3.000 personas y dejando a ciudades y pueblos en ruinas.

“También quiero expresar mis pensamientos hacia el noble pueblo marroquí que ha sufrido estos movimientos telúricos. Oremos por Marruecos, oremos por sus habitantes. Que el Señor les dé la fuerza para recuperarse después de este terrible ‘embate’ que ha golpeado su tierra”.

El sismo, el peor en décadas, sacudió varias ciudades, pero su impacto más destructivo se registró en las regiones remotas de las faldas del Atlas.