La red internacional SACRU organizó un coloquio científico de dos días en la Universidad Católica del Sagrado Corazón de la ciudad italiana de Milán.
Más de 80 profesores e investigadores de ocho universidades católicas de Chile, España, Australia, Estados Unidos, Japón, Portugal y Brasil se reunieron para debatir los retos y oportunidades que presentan los avances en inteligencia artificial (IA).
Los expertos que asistieron a la conferencia titulada “El futuro de las universidades católicas en la era de la IA” procedían de diversas disciplinas de las humanidades y las ciencias.
Fin de la separación entre ciencias y humanidades
En sus diversos debates de los días 13 y 14 de julio, los investigadores llegaron a la conclusión de que la IA dará lugar a un solapamiento multidisciplinar entre las ciencias duras y las ciencias sociales.
El profesor Marco Carlo Passarotti, catedrático de la Universidad del Sagrado Corazón, afirmó que es probable que la separación entre las disciplinas humanísticas y científicas quede relegada al pasado gracias a la aplicación de la IA.
“Los humanistas siempre han hecho uso de los datos”, señaló el Prof. Passarotti en un comunicado de prensa de la SACRU, “pero nunca habían tenido a su alcance una cantidad tan grande de datos y una calidad de procesamiento masivo semejante”.
Los avances de la IA también plantean nuevos retos a los investigadores, sin amenazar con anular su papel.
“Este avance informático pone en sus manos datos y correlaciones entre datos como nunca antes. Y hace que su trabajo sea replicable”.
Dirigir éticamente el desarrollo de la IA
Los profesores del SACRU coincidieron en que la IA puede permitir a las personas alcanzar una mayor comprensión del mundo y de sí mismas, si se utiliza de forma correcta y ética.
Las universidades ofrecen un medio para abrazar la evolución de las tecnologías de IA y emplearlas de manera que sitúen a los seres humanos en el centro.
“Las universidades católicas tienen el firme deber de informar sobre el impacto de la IA”, dijo el profesor Passarotti, “por lo que es crucial reconocer y aprovechar ese impacto para dirigir el desarrollo de la IA hacia un enfoque dispuesto a respetar la dignidad humana, para evitar delegar la responsabilidad moral en las máquinas”.