El obispo de San Isidro sostuvo que, al hacerlo, se descubre ese “lugarcito” que cada uno tiene “para poder servir a la evangelización, que es la misión de la Iglesia, y para servirla mejor”.
Monseñor Oscar Ojea, obispo de San Isidro, señaló que en el Evangelio de este domingo Jesús les pregunta a sus amigos, a sus apóstoles, sobre su identidad: “¿Qué significo yo para ustedes?”, y consideró que se trata de “una pregunta propia del amor, el amor necesita siempre reconocimiento”.
“‘¿Quién soy yo para vos?’’ Y de pronto Pedro, tomando la palabra en nombre del resto y diciendo palabras más grandes que él y más fuertes que él, palabras que lo sobrepasan, confiesa la identidad de Jesús: ‘Tú eres Cristo, el hijo de Dios vivo’. Y, Jesús por esta confesión, le dice que va a ser la piedra de la Iglesia, la piedra fundamental en la construcción de la Iglesia. Pedro significa esta piedra”, profundizó.
“La Iglesia es una construcción. Nosotros somos piedritas, piedritas pequeñas, pero miradas por la ternura de Jesús somos útiles en la construcción de ese gran edificio que es la Iglesia. En la Iglesia se producen todas las enfermedades que tiene la piedra con el tiempo y en la Iglesia se producen todas las enfermedades que tiene la imperfección en una construcción humana, en una historia humana”, sostuvo.
El obispo sanisidrense recordó que se está viviendo el Sínodo y que, en octubre, se desarrollará una parte fundamental de esa instancia sinodal, que es la primera etapa en Roma.
“Esto significa el cómo buscar una Iglesia donde cada piedrita sea realmente importante y encuentre un canal de acción, un canal de responsabilidad, un canal de compromiso con la Iglesia”, explicó.
Finalizando su reflexión, monseñor Ojea animó: “Que el Señor nos conceda vivir nuestra propia identidad; Él necesitó que le confesaran la identidad y después se la expresó a Pedro, a quien le dijo: ‘Yo te digo que tú eres Pedro’.
“Cuando creemos en Jesús de verdad y nos entregamos a Él, descubrimos nuestra propia identidad, descubrimos ese lugarcito que tenemos en la Iglesia para poder ser útiles a los demás y ser útiles en la reconstrucción de un edificio que siempre necesita estar mirado, bien atendido, para poder servir a la evangelización, que es la misión de la Iglesia y para servirla mejor”, concluyó.+