Las buenas prácticas posibles van desde reutilizar el agua con la que se lava la fruta y la verdura hasta apagar las luces innecesarias y reciclar la ropa usada. Los actos de ahorro energético también se transformarán en ayudas concretas a las poblaciones de los países con más dificultades debido a fenómenos adversos relacionados con el clima. Una vez alcanzada una determinada cuota de ahorro energético, padres, familiares, conocidos y patrocinadores podrán donar el importe en euros. Los recursos así generados permitirán la realización de acciones solidarias en países en vías de desarrollo elegidos por chicos y chicas, que aprenderán así a dar para salvaguardar el medio ambiente. Y lo harán en red con miles de sus compañeros de 12 naciones de Europa, América Latina, África y Asia. En el curso 2021-2022, el proyecto ya ha involucrado a 50 colegios y ha llegado a más de diez mil alumnos. En 2023, su alcance internacional seguirá creciendo. Además de Italia, ya participan escuelas de 11 países: Burundi, Benín, Madagascar, Sudáfrica, India, Kenia, Pakistán, Brasil, Colombia, Haití y República Dominicana.
Malini (Asociación Nuove Vie): transmitir la cultura del dar
Silvano Malini, responsable de comunicación del proyecto y miembro de la Asociación Nuove Vie per un Mondo Unito, (Nuevos Caminos para un Mundo Unido), cuenta que EcoGive nació de la idea de una profesora de química, Elena Pace, de la escuela secundaria, que quería transmitir a los niños “la cultura evangélica del dar” y vincularla a la urgencia de proteger el planeta. Un largo camino que comenzó en 2008. “Gracias al inestimable trabajo del Departamento de Ciencias de la Tierra de La Sapienza de Roma, se calculó cuánto ahorro en emisiones de CO2 o agua no desperdiciada corresponde a cada acción individual”, explica Malini, “por ejemplo, yo entro en la App marcando una acción, la de tapar la olla de agua hirviendo, y el sistema me dirá cuánto he ahorrado en términos de gas y CO2 liberados a la atmósfera. Cuando alcanzas un cierto número de actos virtuosos, esto corresponde a una cantidad de dinero, que puede ser donada para apoyar uno de los proyectos en países en vías de desarrollo.
Innumerables buenas prácticas
Malini recuerda a continuación las cinco áreas de acción (electricidad, agua, gas, reciclaje/reutilización y reducción de desechos alimentarios) y señala que son muchas las acciones incluidas en la App, “algunas desconocidas para la mayoría, como poner papel de aluminio entre los radiadores y la pared para difundir mejor el calor en la habitación, o lavar la ensalada en la cubeta y utilizar el agua del lavado para regar las plantas”. “El proyecto comenzó con los alumnos marcando las buenas prácticas en una hoja de papel”, continúa la periodista responsable de comunicación, “pero la App supone un incentivo para ser aún más virtuosos, porque ofrece inmediatamente una puntuación de las acciones realizadas. Luego, a través de la App, estas prácticas realizadas por los alumnos se difunden también al mundo adulto”.