El Papa consideró que, por el contrario, deberían tener “juguetes, libros, cuadernos y muchas otras cosas bellas y buenas”. Fue durante un encuentro con niños de 84 países en el Aula Pablo VI.
“Necesitamos aprender de los niños. Siempre me alegro cuando conozco a un niño, porque cada vez me enseña algo nuevo y me recuerda lo hermosa que es la vida en su sencillez, ¡y lo hermoso que es estar juntos! Son dos grandes regalos que Dios nos dio: vivir y poder estar juntos”, afirmó este lunes el Papa Francisco durante un encuentro con niños de 84 países de todo el mundo con motivo del Encuentro “Los niños encuentran al Papa”, organizado por el Dicasterio para la Cultura y la Educación, que tiene como tema “Aprendamos de los niños y de las niñas”.
Refiriéndose a las “explosiones de alegría” con las que lo recibieron los participantes, el pontífice observó: “Éstos son los rugidos con los que queremos llenar el mundo: no los de las bombas, sino los de su alegría y su risa feliz, que nos recuerdan a todos que la vida es un hermoso regalo, que Dios nos ama y que queremos compartir su alegría como hermanos y hermanas. Esto es lo que queremos decirle al mundo”.
Francisco invitó a los niños presentes a repetir en voz alta con él: “¡La vida es un regalo! ¡Dios nos ama! ¡Todos somos hermanos!”.
“Han venido aquí de todas partes del mundo, como muchos hermanos que se reúnen en una casa grande. Es la casa grande que Jesús nos dio, la gran familia de la Iglesia, abierta a todos los niños del mundo. Porque así debe ser, recordó el Papa.
“Dondequiera que vaya, cada niño en este mundo debe sentirse siempre como en casa, siempre aceptado con mucho amor, con una hermosa sonrisa, con un abrazo, con una caricia”, agregó el Obispo de Roma.
El pensamiento y el abrazo del Papa se dirigieron “a aquellos niños que lamentablemente, como sabemos, sufren actualmente la guerra, el hambre, las enfermedades, los desastres climáticos y la pobreza”.
“¡A los que están en peligro porque la gente mala hasta les pone armas en la mano! Los niños no deben tener armas en la mano. Deben tener juguetes, libros, cuadernos y muchas otras cosas lindas y buenas, ¡pero no armas!”, exhortó
“Y a todos los niños que sufren, dijo Francisco, quisiera decirles, junto a ustedes, que no están solos, que los llevamos en el corazón, oramos por ellos y nos comprometemos a hacer todo lo posible para que pronto encuentren esperanza y serenidad y para que vuelva la sonrisa a sus rostros. ¡Que la sonrisa vuelva al rostro de cada niño y niña de la tierra!”, concluyó el Papa.
